Es lugar común que España no es un buen sitio para los emprendedores. Ya sea por las dificultades burocráticas o los costes para montar una nueva empresa, así como a un atribuido –y nunca demostrado– desinterés nacional por el emprendimiento. Pero los datos parecen señalar que esta supuesta incapacidad nacional se ha evaporado en poco tiempo.
Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), una encuesta anual de la London School of Economics para tantear los niveles de emprendimiento en cada país, en 2012 sólo un 28% de los encuestados pensaba que «la población española tiene espíritu competitivo». Un año más tarde, esta cifra era casi del 74%.
A 31 de marzo de 2014, y según los datos facilitados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, nuestro país contaba con alrededor de 3.000.000 de autónomos registrados en la Seguridad Social. De ellos, 1.915.000 (dos terceras partes) son personas físicas; el millón restante pertenece a personas jurídicas, sociedades mercantiles, cooperativas, etc.
De estos tres millones de autónomos, un 65,9% son hombres y el 34,1% mujeres, una diferencia notable que se acentúa cuanto más sube la base de cotización, en cuyos estratos superiores hay tres emprendedores hombres por cada mujer.
Las cientos de empresas ‘start-up’ que han aparecido en los últimos meses representan todavía una fracción testimonial del total de emprendedores, donde según los datos del Ministerio de Empleo, 7 de cada 10 tiene más de 40 años. Los autónomos de mayor edad suelen centrarse en sectores como la agricultura o la industria, mientras que los jóvenes se dedican sobre todo a la construcción y al sector servicios –donde se encuadran las empresas tecnológicas–.
En particular, Castilla y León, Galicia y Navarra son las provincias con un menor porcentaje de emprendedores jóvenes, que sí aparecen con más prominencia en Andalucía, Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid, Murcia y Melilla.
Salarios bajos
Para los jóvenes emprendedores españoles, las peores noticias están, sin duda, en el sueldo. Aquí es donde más alejados se encuentran de un escenario como Silicon Valley. El 92,2% de los autónomos menores de 50 años cotiza por la base mínima, esto es, unos 875 euros. Con más de 50 años, la cifra sube hasta el 70%, pero esto no se atribuye más a un empeño por aumentar la pensión de jubilación que a un un aumento de liquidez real.
Los datos indican además que, especialmente a partir de la crisis, mucha gente ha creado sus propios negocios. Sin embargo, esto no tiene por qué ser una noticia excelente. Según el informe GEM España, el número de emprendedores que crearon una nueva empresa viendo una oportunidad de negocio detectada descendió un 6% entre 2012 y 2013, mientras que aumentaron en un 4%, aquellos que crearon una empresa por necesidad, al no encontrar trabajo.
Esto lleva aparejado que el mayor aumento se diera en la creación de empresas pequeñas, de 1 a 5 empleados. Y como señala el citado informe, «estas empresas, en numerosas ocasiones, no son lo suficientemente competitivas como para prolongar sus actividades económicas más allá de los primeros cinco años críticos de existencia». Pero para la esperanza queda otro dato: España tiene una de las tasas de cierre de negocio más bajas de Europa.
Fuente: www.hoy.es